sábado, 30 de enero de 2010

Un pueblo sin arte es un pueblo muerto

Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido, histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama "matar el tiempo". Federico García Lorca

El arte nos da identidad y nos muestra el futuro. No es extraño, el arte siempre va a la vanguardia. La historia nos ha enseñado que los artista visuales, plásticos, literarios han predicho una gran parte sino la totalidad de los sucesos que han ido aconteciendo a lo largo de los tiempos. Verne, Dali, Ray Bradbury, Matta, todos los griegos, los surrealistas antes de las dos guerras mundiales y podría seguir interminablemente. Pitonisas. Nunca se equivocaron. Es por eso que hay que ir a los museos, a los salones, a las muestras fotográficas, a las salas de arquitectura. Ahí está el futuro. No son necesarias las cifras que nos dan los economistas, las cambian tres veces al año y con cuea le achuntan. Ellos no operan bajo la premisa del corazón sino con la razón nublada de las bolsas.
Un país no crece con un 6 o un 8% por sobre el PIB. Un país crece fortaleciendo a sus artistas, a sus deportistas, a sus profesores, a sus colegios y a sus universidades. El crecimiento viene después y como consecuencia de esto. Vender cobre, salmones y vinos no nos hace un país sino un montón de entes sin progreso, volátiles al ritmo de las bolsas, perennes en la nada.
Un pueblo sin arte es un pueblo muerto. Un pueblo que no fomenta el arte es un pueblo muerto. Son nuestra identidad y nuestro orgullo. Nos muestran lo mejor y lo peor de nosotros como sociedad. Calan hondo en nuestras almas y predicen los horrores que se nos vienen a futuro.

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